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A bad idea... |
Este fic utiliza a los personajes de Hetalia, creados por Hidekaz Himaruya, por tanto no son míos. Los nombres de algunos de ellos me los inventé porque el creador no les ha dado un nombre concreto, así que si los veo en otro lado, si reclamaré. El universo en que se desarrolla es el Gakuen Hetalia, todos como humanos, totalmente ajeno el argumento a los otros fics que estoy escribiendo. Ambientado en Berna, Suiza y no gano dinero por escribir.
Sólo dejo fluir mi imaginación.
Precuela de "Meine Heimliche Liebe". Fic de un sólo capítulo.
Tengo varios seudónimos en la red y el utilizado para este fic es el que creé para la comunidad hetaliana: AliceIggyKirkland.
En Fanfiction, este fic ya está bastante avanzado y fue dedicado a una lectora: Yue-black-in-the-Ai
Y sin más preámbulos:
TITULO: Mein kleiner Schatz
Kapitel 7 - Kleinstadt, große Hölle
/ Recuerdo de Gilbert - Baño de hombres, hace días /
- Admite, cariño, que hacemos un equipo fabuloso. - La excéntrica chica palmeaba el hombro del albino. - Controlamos varios sectores de la Academia y nos tienen miedo.
- Es cierto, pero, no debes meterte con Zwingli. - La observa, severo.
- Precioso: la chica no es nada del "relojito". Es adoptada.
- Sigue siendo familia de él, aunque no lleve su sangre. - Era una cuestión de principios, para él.
- (Increíble...) Está bien, Gilbert bonito: no molestaré a la niñata esa.
- Así me gusta, "Dolly". Jode a quien quieras, pero, a Vogel la dejas en paz.
- Anota eso, Ili preciosa... - Se dirigía a la salida.
- Haré lo posible por recordárselo. - Menciona Ilona.
- Hazlo. Sino... - Y vio a la castaña tomar camino, tras la rubia.
/ Fin del recuerdo de Gilbert /
- Y así llegamos al día de hoy, con Ludwig, detestándome.
Se encontraba en la cafetería, con Francis de confidente. El chico de barba descuidada había observado la animadversión del más joven de los Beilschmidt y tenía una gran curiosidad.
- Amigo, eso es bastante triste... Ser acusado de algo tan placentero y sin siquiera haber probado...
- Así es... Ese Lutz es tan puritano... Como si no recordara que también fue un "bully" y que había sido el "señoritingo" y no yo quien lo influenció.
- No estés resentido... Recuerda: el amor debe poblar tu corazón. - Mientras hablaba, le tomaba la mano de manera muy sugestiva.
- Fran... Te adoro, pero estás fuera de mis ligas. - El otro lo suelta.
- Ja, ja, ja, ya quisieras tenerme en tus ligas.
- No... Tu usas ligas... A lo mucho, mi madre debe agradecer que uso ropa interior. - Y se echaron a reír.
- Mi lindo Gil... ¿Cuándo nos harás el honor de contar con tu presencia en una noche de caballeros? - El chico de ojos rojos sabía que no era una simple noche ni sus amigos, unos caballeros.
- Soy un lobo solitario... Me gusta "cazar" solo.
El seductor muchacho sonríe ante la respuesta de su amigo y decide salir a buscar al otro integrante de su "asombroso" trío.
Entre tanto, a lo lejos, en la mesa de los miembros del Club de Manga (o de Yaoi, que es casi lo mismo), el presidente, Kiku, hablaba con los miembros sobre las actividades planificadas para las siguientes dos semanas:
- Srta. Elisabeth ¿cuáles son los avances realizados para el grupal?
- Tenemos ya los patrones para los uniformes de guerra.
- ¿Y el doujinshi? - Observó a otra de las chicas.
- Falta el desenlace. Erika aun debe editar el guión.
Mientras le hablaban, la aludida observaba cual halcón a su interés romántico: Gilbert.
Después de haber sido rescatada por aquel chico "malo", a ella la empezó a apoderar un enjambre de mariposas cada vez que lo veía. El problema de todo eso era su reputación.
- (¿Por qué eres el matón de la escuela?) - Sufría mucho ante ese pensamiento.
- Srta. Erika... - el japonés quería que ella comentara sus progresos.
- (¿Haces cosas indecentes con Janica e Ilona?) - Bajó su mirada hacia su almuerzo.
- Eh... ¿Erika? - aunque era paciente, la falta de respuesta lo estaba matando.
- (¿Tendrá ella - Janica - razón?...) - Puso sus manos sobre sus senos.
- (Pero qué niña...) ¡ERIKA! - Y se escuchó un azote, frente a la pequeña rubia.
Elisabeth, algo harta de la pasividad de Kiku, lanzó el libro más pesado que tenía cerca de la charola de almuerzo de la jovencita y eso sacó a la otra del trance.
- LO... LO... LO... ¡LO SIENTO!
- No prestabas atención. - Acotó severa la chica de cabello largo.
- Como decía: ¿Qué tanto te falta para terminar el guión? - el chico de ojos rasgados no iba a perder más tiempo en nimiedades.
- ¡Ah, sí! Sólo falta editar la parte en que...
La actividad de aquella mesa no pasó desapercibida por el chico "problema" Beilschmidt. Le daba algo de envidia la pasión que aquel grupo emanaba por sus intereses, aunque rayaran en lo bizarro (para él).
Entonces, notó que había alguien conocido allí: la niña de los ojos de Vash.
- ¿Qué hace allí con la "marimacho" y su pandilla?
Cuando se le escapa el comentario, siente una perturbación. Alguien con un aura muy negra y peligrosa lo estaba observando a él. Y para colmo, siente un objeto corto-punzante en su espalda y una voz susurrante, cargada de odio.
- ¡¿Qué diablos haces viendo a mi hermana?!
Así es. Braginsky será el terror del segundo año (y quizá de toda la escuela). Jones era alguien peligroso por su fuerza bruta. Hedéváry era una luchadora nata. Sus amigos, junto al Presidente del Concejo Estudiantil no eran peritas en dulce. Incluso Honda podía ser temible, junto a su propio hermano menor. Pero ninguno inspiraba tanto respeto y pavor al mismo tiempo como lo hacía Vash Zwingli.
El chico no tenía amigos, enemigos, ni aliados siquiera. Inspiraba tanta autoridad como el mismo director, sino era más.
El único realmente loco para sacar de casillas al tipo era su primo Roderich, pero era algo muy aparte. En la escuela, el castaño lo evitaba al rubio, a toda costa.
- Oye... - tratando de ser condescendiente - Somos primos... Sabes que la respeto mucho... Solo me preguntaba porqué...
- No necesitas preguntarte un carajo sobre ella. - Presionó un poco la punta de la navaja en la columna del chico. - Y sé perfectamente nuestro parentesco, pero también tengo presente que ella NO es tu prima de sangre y NO has hecho un esfuerzo por tratarla. - Lo toma del brazo y caminan lentamente. - Así que, dime: ¡¿QUE PUTAS HACES MIRÁNDOLA?!
Toda la cafetería se paralizó ante el grito agudo del más bajito. Y cada uno de los grupos se fue retirando. Incluso la mesa del Club de Manga.
A lo lejos se escucha un grito de: "¡Te matarán, imbécil!", junto a una risilla aterradora, cortesía del chico Braginsky, antes de retirarse.
- ¿Y bien? - Preguntó el rubio, una vez vaciada el área.
- Tranquilo, Vash. No seas violento. - Enarca una ceja el aludido. - Te estoy diciendo la verdad: sólo era curiosidad mía.
- Más te vale mantenerte al margen de su vida. Y no creas que no sé lo que hicieron las amiguitas de tu "pupila". - Aquello puso más pálido al chico de lo que ya es.
- Mira, de eso ya me encargué... Janica no molestará más a Erika. Te lo juro. Le advertí que si no la respetaba, yo mismo la pondría en su sitio.
- Entiende bien: No me interesa si te tomas la escuela entera o si los locos del segundo año la vuelven trizas en tu honor. A Erika la quiero fuera de cualquier habladuría. O te usaré como blanco en mis prácticas de tiro, con balas de verdad.
Y ahí estaba el motivo por el cual Vash era intocable: Campeón regional de Tiro. Posible convocado para las Olimpiadas. Una promesa de aquel deporte.
Había que estar loco o suicida para querer provocar la ira de aquel joven.
- Entendí.
El rubio lo mira una última vez antes de salir y encontrarse con una especie de corte formada por los alumnos de la escuela.
- ¿Qué esperan? - Alertó a todo el mundo. - ¡A ALMORZAR!
Y sin tocarlo, corrió la horda de estudiantes, de regreso a la cafetería.
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