 |
| De: Zerochan. |
Este fic utiliza a los personajes de Hetalia, creados por Hidekaz Himaruya, por tanto no son míos. Los nombres de algunos de ellos me los inventé porque el creador no les ha dado un nombre concreto, así que si los veo en otro lado, si reclamaré. El universo en que se desarrolla es el Gakuen Hetalia, todos como humanos, totalmente ajeno el argumento a los otros fics que estoy escribiendo. Ambientado en Berna, Suiza y no gano dinero por escribir.
Sólo dejo fluir mi imaginación.
Precuela de "Meine Heimliche Liebe". Fic de un sólo capítulo.
Tengo varios seudónimos en la red y el utilizado para este fic es el que creé para la comunidad hetaliana: AliceIggyKirkland.
En Fanfiction, este fic ya está bastante avanzado y fue dedicado a una lectora: Yue-black-in-the-Ai
Y sin más preámbulos:
TITULO: Mein kleiner Schatz
Kapitel 8 - Wettbewerb
- Definitivamente: hay que ser demasiado torpe para hacer enojar a aquel violento. - Pasó su mano por su cabello, sin lograr aplanar aquel sobresaliente y simpático mechón.
Roderich, Elisabeth y Ludwig estaban hablando de lo ocurrido en la cafetería. Aquel suceso había ocurrido una semana atrás y todavía generaba comentarios.
- Ya sabe como es Gilbert, joven Roderich. - La castaña intervino, condescendiente. - Tiene la habilidad natural de atraer problemas.
Ludwig no mencionaba nada. El tenía mucho que decir, pero...
- (El sigue siendo mi hermano.) Disculpen ¿cuál es el evento más próximo que organiza la escuela? - Intentaba cambiar el tema, a toda costa.
- ¡Oh! Es cierto. Tenemos el...
/ - /
- Baile de Invierno. - Inició su exposición el presidente del Concejo Estudiantil, Arthur Kirkland.
Unas horas-clase después, los alumnos estaban en el auditorio de la academia. Todos los cursos y clubes se encontraban repletando el lugar. El baile de Invierno es un evento social muy distinguido y una carga de trabajo bastante fuerte para los líderes estudiantiles y la banda/coro de la escuela.
Roderich se encontraba a pocos metros del joven líder, junto a varios de los miembros del concejo, y Antonio Fernández Carriedo - en representación de los deportistas de la Academia.
- Como sabrán, este baile es una tradición muy importante para la Academia y se espera de ustedes un comportamiento a la altura de tan distinguido evento. Por tanto...
Mientras el chico de cejas pobladas daba su discurso, Gilbert y Janica permanecían cerca de la salida del auditorio.
- Dudo que hayas logrado que la chiquilla le diera tu recado al "Cejas". - Dijo divertido el albino.
- O sea, como que, si no lo hizo, veré la forma de cobrármelas. - El chico cambió su semblante y observa a la rubia.
- Quedamos en que no molestarías a Vogel, "Dolly".
- Eso no significa que no halle el modo de hacerle pagar. - Se planta la chica, desafiante.
- Va... Si quieres que el "Pistolas" te lastime, es problema tuyo.
- ¡Ah, claro!... Como te puso el pie en el cuello, no quieres ensuciarte las manos. - Eso picó más al chico.
- Cuida tus palabras, Janica. - Eso logró amedrentar a la joven. - Aún eres mi "perra". - A la rubia se le formó un puchero y le brotó una vena en la frente.
- O sea ¡qué pesado! - Y el albino se rió. - Por cierto: serás, como que, mi pareja en el baile. - El tipo asiente. - Tenemos una reputación que mantener. Somos los malotes ¿captas?
- Sí... "El show debe continuar".
De lado de la tarima, Erika logró observar a su torturadora, "aunque lleva más de una semana sin molestarme", pensaba, junto a su primera ilusión.
"No me había fijado lo interesante y lindo que es. Y el color de ojos tan raro que tiene me encandila... Pero, este es su último año en la escuela... ¿Por qué tenía que gustarme justo ahora?... Creo que para él, no existo... Hasta creo que llevará a Janica al baile. Qué coraje me da."
- [...] Además, este año, serán admitidos los alumnos de nuevo ingreso al baile. - Menciona Kirkland y se siente la euforia de la mayoría de estudiantes del primer año. - Recuerden que no se admiten bebidas alcohólicas - echa una mirada de soslayo a Antonio, por sus antecedentes como parte del BFT - y aquellos que estén "en pareja", por favor, mantener la compostura y reservar sus muestras de cariño para otra ocasión. - Se oye el desánimo general, liderado por Bonnefoy.
- ¡ERES UN ANTICUADO, CEJÓN! - Vena brotada en la sien de Arthur.
- ¡CÁLLATE, RANA! O TE MANDO A DISECCIONAR. - El grito resintió los oídos de todos los presentes. Al instante, carraspea y se calma. - Y para demostrar mi confianza en todos ustedes, no necesitarán venir con chaperones.
- ¡SI! - gritó Janica.
- Me abruma tu poder. - Dijo Gilbert, sonriente y hasta complacido, por así decirlo.
- ¡HASTA QUE DEJASTE DE SER SENIL, ARTHIE! - Gritó y se carcajeó desde otro punto del auditorio, Jones.
- ¡PÚDRETE, "SHAMU"! - Otro grito atroz por parte del Presidente.
- ¡NO ESTOY GORDO! ¡SOY PURA FIBRA!
- Fibra adiposa ¿cierto? - Comentó en alto Braginsky.
- ¡NO!
- ¡YA BASTA! - En el centro de la multitud, Vash decidió poner orden. - Por favor, termina con este circo, Kirkland. ¿Cuándo será el maldito baile?
- ¡Ah! Sí... Es dentro de tres semanas, el viernes...
- Muy bien. - Sólo se oía la voz del rubio bajito. - Entonces, se acabó esta fantochada. ¡A SUS SALONES! - Y junto a él, el resto del alumnado, se retiró.
- ¡Qué carácter! - Ironizó el otro rubio.
- Pero resultó mejor esta asamblea que en otras ocasiones. - Mencionó Roderich y con pesar, el presidente tuvo que asentir.
/ En el recreo. /
- Amigo: así que ¿Janica? - Preguntaba Francis, desde su posición.
Estaban en las gradas del campo de entrenamiento del grupo de Atletismo. Un buen lugar para conversar, cuando no había deportistas presentes, y para fumar, como lo hacía Bonnefoy.
- Aja. La llevaré... Es perfecta para el baile.
- Después de lo que pasó en los baños, eres su única alternativa. - El chico sabía la verdad, pero no dejaría pasar la oportunidad de molestar a su amigo. - Y ¿con quién crees que irás, Antonio? - El chico de raíces españolas estaba recostado a lo largo de una grada.
- Pues, no sé, puedo invitar a Emma o quizás intentar con Iryna.
- ¿Y si le pides de una vez a Braginsky que te mate? - Preguntó jocoso el rubio de barba descuidada.
- No te metas con las primas de ese psicópata. - Aconsejó el albino.
/ Al rato, en la puerta del salón 1-A /
- ¡Aléjate! Sólo puedo ser la pareja de mi querido Ivan. - Una chica de cabello platinado con un cinto en la cabeza inició el escándalo.
- (¡Qué lástima!) Ay... ¿Por qué?... Si a él no le interesas. - Un respiro profundo, al unísono, se sintió en el aula.
Antonio quería probar a sus amigos (o compinches) que podía convencer a Nataliya Arlovskaya de ir al baile con él.
Obviamente, no estaba resultando y ya estaba condenándose a una muerte segura.
- ¡¿Quién, demonios, te crees para decir semejante idiotez?! - Dijo la chica, con voz de ultratumba. - Si no te largas, en este momento - saca un cuchillo de cacería del bolsillo de su falda -, te cortaré la lengua y te quitaré los ojos para regalárselos a mi Ivan.
- ¡Ou!... - Con pena, sin leer el aura tétrica de aquel sitio. - Está bien... - Y se retiró, vencido.
Al fondo del pasillo, se reían como locos Gilbert y Francis.
- Amigo, tienes tan mala suerte... Jamás olvidaré este día... - Con lágrimas, hablaba el rubio, de modo jocoso.
- KESESESESESESESESE... Eso fue patético, Antonio. ¡PA-TE-TI-CO! - El albino continuaba el albur iniciado por el otro.
- Quería llevarles la contraria a ustedes... - Se sentía decepcionado. - Y no podía quedarme sin pareja después de ver a tu hermano - señalando a Gilbert - ser tan valiente.
- ¿QUE? - Dijeron los otros, al unísono.
- ¿Valiente? ¿De qué hablas? - El muchacho de ojos rojos estaba "picado" de la curiosidad.
- Pues porque...
/ Minutos antes, cerca del salón 2-B /
- ¡Erika!
Antonio paseaba por el pasillo de los de segundo año, cuando oye gritar a Ludwig. En eso, nota que atrás suyo iba la hermana de Zwingli, con unos libros entre sus brazos.
- Ah, Ludwig ¡qué sorpresa! - el chico de ojos verdes se queda, disimuladamente, cerca de los casilleros, para poder escuchar la conversación. No todos los días se podía observar al hermano de su peculiar y blancuzco amigo entablar una conversación con alguien.
- Pues... - Casi logra el mismo nivel de palidez de su hermano mayor, por los nervios. - Eh... - Carraspea. - Como creo que tenemos un vínculo amistoso muy bueno, estuve pensando que para afianzar esos lazos, podríamos asistir al baile, a fin de conocer nuestras habilidades sociales, de manera mutua y concensuada.
- Disculpa: ¿Me estás pidiendo ser tu pareja en el baile? - Tenía que confirmar. Se había perdido un poco en medio del discurso del chico.
- Afirmativo. - Contestó en automático, como si fuera un cadete.
- Pues, sí. Me encantaría. - Eso hizo sonreír al rubio. - Hablaré con mi hermano. El nos puede traer en el auto de mamá.
Y Antonio vio, por primera vez, como aquellos 1,80 metros de músculo y sensatez se volvían piedra ante la mención de Vash. Y no tuvo que rogar por ver que pasaría con el chico "pistolas": justo llegaba al encuentro de aquel par.
- Erika, quería hablarte de... - Observa a Ludwig. - ¿Qué haces aquí, Beilschmidt? - Pregunta, genuinamente intrigado.
- Eh... pues...
- Hermano, voy a ir al baile. - Soltó, "sin anestesia". - El joven Ludwig va a acompañarme. - Sonrió, complacida por dar la noticia.
- ¿Qué? - Volteó a observar, cual bicho, al rubio más alto.
- Eh... Si. La invité. Como nos llevamos bien y soy de nuevo ingreso, preferí tener de compañía a alguien en quien confío y me pudiese instruir en estas situaciones. - Era difícil saber si aquel discurso estuvo preparado o los nervios lo hacían hablar demasiado. - Además, me considero bastante decente para los estándares habituales... Y le tengo mucho respeto a Erika.
Vash observa detenidamente a Ludwig. Ciertamente, era un chico muy aplicado y siempre vio sinceridad e inocencia en las interacciones que había presenciado entre su hermana y el tipo.
- De acuerdo. Yo los llevo en el auto. - La chica brincó de alegría y el rubio de ojos celestes soltó un suspiro. - Pero nos vamos cuando yo lo diga, y tú: - señalando al alto - Cuídate de donde pones tus manos ¿entendiste? - La indirecta era clara y el otro asintió sin reparo.
/ Fin - salón 2-B /
- Y luego Vash se alejó de ellos... Supongo que, a su salón.
La historia del castaño dejó pasmados a sus amigos.
- Ludwig es... - Fue lo único que logró articular el "barbitas".
- ¡Qué huevos los de mi West! - Y rió, contento, el Beilschmidt mayor.
Aunque su alegría era genuina, en el fondo de su corazón, sentía que no estaba bien la disposición de parejas.
Pero es mejor ignorar nimiedades como esa ¿cierto?
Comments