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Heta-fanfic: Mein kleiner Schatz - Entthronen einen König: Teil 1

Hola! Es hora de la renuncia respectiva:
Este fic utiliza a los personajes de Hetalia, creados por Hidekaz Himaruya, por tanto no son míos. Los nombres de algunos de ellos me los inventé porque el creador no les ha dado un nombre concreto, así que si los veo en otro lado, si reclamaré. El universo en que se desarrolla es el Gakuen Hetalia, todos como humanos, totalmente ajeno el argumento a los otros fics que estoy escribiendo. Ambientado en Berna, Suiza y no gano dinero por escribir.
Sólo dejo fluir mi imaginación.

Precuela de "Meine Heimliche Liebe". Fic de un sólo capítulo.

Tengo varios seudónimos en la red y el utilizado para este fic es el que creé para la comunidad hetaliana: AliceIggyKirkland.

En Fanfiction, este fic ya está bastante avanzado y fue dedicado a una lectora: Yue-black-in-the-Ai

Y sin más preámbulos:

TITULO: Mein kleiner Schatz

Kapitel 11 - Entthronen einen König: Teil 1



"Estoy en casa de Feliciano, llorando, de cuclillas, arrimado a su hombro, por todo... Por nada... Por lo que sé y lo que no quise enterarme."

- Ludo... - El italiano trata de hallar las palabras correctas para intentar sacarlo de aquella depresión.
- ¡Lutz!
- ¿Eh?
- Soy Lutz. Si vas a verme llorar, es mejor que sepas de una vez algo tan básico como mi seudónimo.
- Ah... Está bien, Lutz. - Trató de acomodarlo a su regazo. - ¡Oye!
- ¡¿Qué?! - La susceptibilidad del rubio era alta.
- ¿Quieres helado? - El otro levanta su cabeza, con los rastros frescos de sus propias lágrimas. - Tenemos de varios sabores... Puedo armarte un "Napolitano".

"Le he escuchado a mamá decir que las penas con pan son menos... No es pan, pero, algo que me hiele las entrañas es lo bastante cercano a aliviarme el alma. Así que, asentí sin mucha prisa y Feliciano me dejó solo hasta que tuvo listo el postre".

/ 0 /

"Antes de retirarme junto a mi hermano, decidí ir al tocador. No estoy tan feliz después de lo que sucedió con el primo de Vash. Quizá debí ser más clara, antes de que se dieran las cosas como sucedieron".

- ¡Maldito sea, Antonio Fernández-Carriedo! - Se escuchaba en el baño de damas, cercano al auditorio.
- ¡Emma! Cálmate. - Esa es Elisabeth.
- ¡No entiendes! ¡Me humilló! ¡El muy imbécil me humilló! - La chica berreaba de la ira.
- Pero ¿te llevará a casa? - La otra chica trataba de ser condescendiente.
- Eso no es lo que importa... Algo debo hacer para que jamás se olvide de mí y que vea lo que pasa cuando se meten con una Van-deer-Hoeven.
- Emma, das miedo...
- Y más le vale a él temerme...
- Pero aun no me dices qué diablos te hizo.
- Tranquila, el miércoles lo sabrás... - Algo en la voz en la, normalmente, dulce y simpática Emma le dio escalofríos. - Quiero que piense que su secreto está a salvo conmigo... Sí... Que lo piense... - Y una macabra carcajada retumbó en aquel lugar.

"No tengo idea de lo que pasa, pero ¿le advierto al joven Antonio?"

/ 1 /

- ¡Hasta que terminó! - Exclamó, relajado, el Presidente Estudiantil.
Roderich, Arthur y Lovino estaban en la oficina del líder del Concejo, revisando unos documentos y alistándose para irse a sus respectivas casas.
- No he visto a Elisabeth desde hace un rato. - Mencionó el castaño del mechoncito anti-gravedad.
- Estará con sus amigas... Vi a Emma en la pista, con Antonio. - Recordó el rubio.
- Yo no me fijé en nadie. - Habló Lovino.
- ¿Cómo hacerlo? Tenías los ojos cerrados. - Se burló un poco Kirkland.
- Soy un profesional, bastardo. Mi concentración debe estar al 200%.
- No es ni la hora ni el lugar para discutir, compañeros. - Concilió Eldestein. - Ya deben estar esperándonos afuera... ¿Vienes, Lovino? Puedo pedir que te dejemos en la puerta de tu casa.
- ¡Vaya! Conmigo no eres tan amable, Eldestein.
- ¿Celoso, Kirkland? - Lanzó una puya el italiano.
- Lovino ha sido muy útil y lo bastante cuidadoso con la presentación de hoy. Lo mínimo que puedo hacer por él es lograr que llegue a su casa sin muchos contratiempos. - Miró significativamente a sus compañeros.
- Gracias, Roderich... - Se le subieron un poco los colores al rostro de Vargas.
- Esta bien, esta bien... Si, has sido de mucha ayuda, Vargas... ¡Buen trabajo! - A Arthur le costaba mucho decir algo bueno a otra persona, por lo que, era un verdadero logro sacarle un cumplido.
- Bueno ¿listo? - Preguntó el de lentes al castaño del rizo.
- Sí...

Y los tres dejaron la oficina, con rumbos distintos.

/ 2 /

"Estoy esperando, arrimado al auto de mamá, a mi hermana. Cuando logro divisarla, está muy nerviosa, corriendo hacia mí. Algo debió suceder de camino..."

- Hermana, - subiendo ambos al auto - te ves pálida. ¿Qué pasó?
- Hermano: tengo una pregunta. - El rubio instó a que ella continuara. - Si sabes algo de alguien... Algo malo que le harán... ¿Se lo dirías a esa persona? Aunque no lo conozcas mucho...
- Depende: - ella observa fijamente su rostro, mientras inicia el recorrido - Si es un desconocido o alguien que simplemente te distingue o te saluda alguna vez, hay que decírselo. No le debes nada a los otros que vayan a hacerle algo. Si es alguien conocido o un amigo, debes evaluar la situación cuidadosamente. - Para en una luz roja. - Esas personas... Las que van a hacerle algo ¿son también conocidos tuyos? - Ella asiente y entonces cambia la luz a verde, logrando que avance. - ¿Van ha hacerle una broma o lo piensan humillar?
- Creo que harán algo cruel... Van a exponerlo y es con un tema muy delicado, creo. - Trataba de mantener la sinceridad, pese a los pocos detalles que poseía.
- Delicado... Eso no suena nada bien, para el tipo de personas que se supone debes tener a tu lado... - Estaba evaluando detenidamente la situación. - ¿Sabes qué? ¡Díselo!
- ¡¿Intervenir?! - Recién se daba cuenta de lo que implicaba haberle pedido consejo a Vash.
- No estamos teniendo esta conversación por nada ¿o sí? - No porque la tuviera en tan alta estima, iba a permitirle portarse indiferente como el resto de la gentuza con la que trata en la academia. - Si te importó lo suficiente el tema como para hablar conmigo de ello, vas a hacer las cosas como se debe. Y lo que debes hacer es impedir que lastimen a esa otra persona.

Vash cree en las causas justas y él se iba a encargar de que lo que sea que vaya a suceder, sea detenido.

/ Sábado por la tarde; sótano norte de la Academia /

Una de las zonas "neutrales" de la Academia W eran los sótanos. Un poco por los mitos e historias que los rondan, otro poco por lo terrorífico que suena el "reunirse en un sótano"... Para Vash:

- Este lugar es perfecto.

Se encontraba acondicionando la segunda habitación, de las cuatro que poseía tal sótano. Quedaba justo bajo los laboratorios de ciencias. Para cuando terminó, sus invitados hicieron acto de presencia.

- ¡Amigo mío! - Hizo su aparición Francis. - No puedo creer que hayas sido tú quien me buscara. - En eso, a Bonnefoy se le transformó la mueca a desagrado al ver al siguiente miembro de aquella reunión.
- Si que eres descarado, sapo peludo. - Arthur saludó "amablemente". - ¿Amigo tuyo? ¿Vash? Primero, toma cianuro...
- Son molestos... - Entró Vincent Van-deer-Hoeven, una de las piezas clave.
- ¡Basta! - interrumpió el rubio más bajito. - Los he reunido porque necesito que hagan un trabajo de inteligencia para mí.
- De este par, - señaló Vincent - puedo creer que sean los más aptos para ese trabajo. ¿Qué tengo que ver aquí?
- Las preguntas las responderé al final, lo prometo. - Todos tomaron asiento. - Se está armando un complot en contra del BFT. - Todos se desubicaron, en especial Francis. - Tengo fuentes fidedignas de que esto de dará a cabo el día miércoles, sin embargo, la hora es incierta y es posible que tenga que monitorear las redes sociales, en especial, las que tengan fuerte impacto en el alumnado.
- Ni siquiera yo he movido efectivamente mis influencias para acabar con el grupo de este barbón. - Mirada de odio entre Kirkland y Bonnefoy. - Tiene que ser algo muy gordo lo que, quien quiera que sea, va a hacer
- Lo es. - Más sorpresa en el rostro de la audiencia. - Por motivos de integridad, no puedo revelar de que se trata. - Miró fijamente al "pelos-parados". - Tengo dos estrategias para evitar que haya una guerra de poderes en la escuela. Ustedes forman parte del plan A. Y aquí es donde entras tú. - Señaló a Van-deer-Hoeven.
- Te aclaro que no moveré un dedo por el grupo de Bonnefoy, en especial por Fernández-Carriedo. Me resulta detestable.
- Entonces que yo mismo te compre el almuerzo todos los días y que pague las cuotas para los viajes escolares, lo que resta de tu vida estudiantil y que logre que tu jefe te dé el aumento que llevas meses pidiendo en la floristería en la que trabajas ¿te parece nada? ¿Mi dinero no vale? A mi no me gusta desperdiciar mi dinero por nada que no sea realmente necesario... Quizás debí ofrecerle el trabajo a Saqid, el del otro curso, o a Nataliya... Ella lo haría gratis, sinceramente hablando... No me cuesta mucho convencer a Ivan para que le haga caso, al menos por unas semanas... - Empezó a divagar en voz alta, tratando de obtener...
- ¡¿Y esa falta de confianza?! Haría lo que fuera por mi querido amigo Vash. - [...] La respuesta deseada.
- Me alegra que estemos en buenos términos. Nada mejor que hacer negocios con un amigo tan comprensivo y altruista como tú. - Vash es tacaño pero la avaricia de Vincent es de ver y no creer.
- Nos ofende un poco que no nos ofrezcas lo mismo. - Habló Francis.
- ¿Por qué crees que movería un dedo sin obtener nada a cambio? - Completó Arthur, para variar.
- Los beneficios para ustedes están implícitos: - observando al de pelo largo y ojos azules - Al ayudar a BFT a mantenerse en pie, tu popularidad queda a salvo, además, si cooperas y haces lo que debes, hasta podrás superar la fama de "héroe" del idiota de Jones. - Ahora, observa al de los cabellos despeinados. - En cuanto a ti: será buena publicidad tanto para el Concejo como para ti mismo y, muy posiblemente, tengas nueva gente a tu servicio.
Si bien a ese par también les mueve el dinero, la vanidad es más fuerte que todo el oro en el mundo.
- Al fin estamos hablando en el mismo idioma, Vash. - Sonrió gustoso el presidente estudiantil.
- Mi amigo Arthur tiene razón... - Se observaban los eternos enemigos como si una tregua se hubiese pactado.
- Muy bien... Necesito que vigilen a todos los miembros del Club de Manga. - Los eternos enemigos arquearon una ceja, cada uno. - Investiguen a todos, incluida Erika. - Ahora, eran ambas cejas, de cada uno. - Quiero esa información para mañana a las diez en punto. Por otra parte, Vincent: - lo observa - vigila cualquier actividad sospechosa de tu hermana y sus amigos. Recuerda que no malgasto mi dinero en estupideces ni mucho menos para que me traicionen. Soy lo bastante sensible como para tomar represalias y usarte como blanco en mis prácticas.
El aludido empezaba a sospechar que su participación era crucial, además, no quería estar en manos del psicópata de Vash. "¿En qué, diablos, se metió Emma?"
- Está bien. - Contestó Vincent. - Por cierto: ella se quedará en casa de Hédévary. Pueden iniciar la investigación desde ahí.

Apreciando la pista, se retiraron a empezar el trabajo Bonnefoy y Kirkland.

El plan A ya estaba en marcha.

/ Sábado por la mañana, casa de la familia Vargas /

Ludwig se encontraba desayunando junto a Feliciano y Lovino. Al parecer, al abuelo de los mellizos no le cayó en gracia que el mayor de sus nietos (por minutos) armara alboroto a las tropecientas horas de la mañana por encontrar en su cama a un muy cansado chico de rasgos germanos. Y mucho peor que su nieto menor lo haya invitado sin siquiera avisarle.

Aquel episodio pasó inadvertido para el rubio puesto que estaba tan agotado que quedó en un sueño muy profundo.

- Aunque haya sido en tan malos términos, - hablaba el anciano, mirando con ira a sus parientes - es bueno tener visitas. - Observaba con atención al chico alto. - Me pareces conocido...
- Es probable... (A ver... Con quién me va a comparar...)
- Su apellido es Beilschmidt. - Habló Feliciano.
- Tú ¡Callate! - Gritó Lovino.
- ¿Beilschmidt?... - Su mirada se acentuó más en el joven rubio. - ¿Eres pariente de Ferdinand Beilschmidt?
- Sí, pero ¿de dónde conoce usted a mi abuelo? - Entonces el matiz de la anciana mirada se tornó algo oscura y vidriosa.
- En un campamento de refugiados y desertores, jovencito... Tu abuelo era un luterano que no estaba dispuesto a seguir la política del Tercer Reich y yo había perdido a mi familia, por ser gitano, en Polonia. (Aunque mi suerte pudo ser peor... Por mi secreto...) - El de ojos garzos observó sus alimentos como si fuera algo imponente. - Le debo mucho de mi vida a él...
- Siento mucho remover esas memorias en usted, señor...
- Llámame Aurelio... Me cambié el nombre cuando un capitán de la Resistenza me tuvo a su cuidado.
- No quiero ser atrevido...
- ¡¿Y dormir en MI cama sin MI permiso no es atrevimiento?!
- ¡LOVINO! - El grito del venerable señor le recordó, a Ludwig, a su propio abuelo.
- ¡Ba bene, viejo! - Se cruzó de brazos, dolido por el regaño y por que fue frente al "patatero".
- Te le pareces mucho, Luigi. - Sonrió con satisfacción al notar la alegría del chico. - Tu abuelo era alguien excepcional.

A decir verdad, Feliciano y su hermano estaban algo sorprendidos de la cantidad de halagos que su abuelo daba a la memoria de aquel germano. Hasta llegaron a creer, con lo egocéntrico que suele ser su pariente: "Parece como si hubiera estado enamorado de él / ese tipo".

Al mismo tiempo, los mellizos se sintieron bastante avergonzados por pensar en algo tan poco probable como que su abuelo, un rompe-corazones italiano de raíces bastante exóticas, pudiese ser homosexual.

Luego, el Sr. Aurelio acompañó a Ludwig a su casa. Reconoce a la nuera de su amigo y decide que es un buen momento para relacionarse un poco con la dama, para revivir tantas memorias...

¿Y el plan B?

Bueno, para eso, se necesita hacer una cordial visita, por la noche:

- ¡Heidi! - Chilló Monica, emocionada, empujando a su esposo.
- ¡Niki! - La abrazó, feliz, ignorando a su esposo e hijos.
Vash, Erika, Ludwig y Gilbert observaban el espectáculo de sus madres.
- Como si no se vieran jamás... - Intervino Franz, desde la puerta. - ¿Cómo han estado? Adelheid, chicos...
- Es bueno vernos fuera de la escuela. - Mencionó Vash, lanzando una mirada a Gilbert de "tenemos que hablar".
- Sí... Somos primos y debemos estar unidos como familia, ¡Kesesesese! (Hablaremos arriba.) - Y abrazándolo de los hombros al más bajo, el albino lo guió a la planta alta.

Mientras los adultos se ponían al día (dado que desde el lunes Franz tenía la semana libre), Ludwig y Erika se quedaron solos en el recibidor. No sabían que decirse.

- Primero que todo: - ella rompió el silencio - Siento mucho lo de anoche. Por favor, no pienses que acepté tu invitación por pena. - A él se le colorearon las mejillas, de la vergüenza. - Lo hice pensando en que los amigos deben hacerse compañía y es así como yo te veo. Entiendo que no te sea fácil expresar tus sentimientos y que tus expectativas eran altas, pero, tú mismo dijiste que era para afianzar nuestra amistad.
- Pues, acepto tus disculpas. - El hizo conciencia de sus propias palabras, después de desahogarse con Feliciano. El no aclaró las cosas y no se ocupó de averiguar qué era lo que ella pensaba. Desde el principio, fue su error. - Y quisiera que aceptaras las mías. - Observó la sorpresa en el rostro de la chica. - Nunca fui claro en mis intenciones y es posible que haya sido bueno que las cosas resultaran así. Finalmente, entendí que solo estaba ilusionado y que te aprecio mucho como amiga.
- Me alegra que no te sientas herido. Te aprecio mucho y también somos familia, aunque no sea tu prima realmente...
- Sí lo eres. - Esa declaración sonrojó a la rubia. - Eres de la familia... No solo Vash daría el pecho por ti. - Y ella le sonrió.
- Eres muy maduro, Ludwig.
- Eso no puedo asegurarlo... ¿Podrías decirme "Lutz"? Es raro tenerte en mi casa y que me trates tan formal.
- Esta bien, Lutz, pero si tu eres bastante formal...

Aquella conversación se alargó mientras subían. El más alto había notado que Vash tenía algo que decirle a Gilbert y, normalmente, no pasaban del saludo, ni siquiera cuando los Zwingli estaban de visita.

En cuanto a los primogénitos de ambas familias, esperaban en silencio a sus respectivos hermanos, hasta que hicieron su aparición, en el estudio de Franz.

- De acuerdo, esta reunión no era realmente para compartir ni nada de esas estupideces familiares ¿verdad, Vash?
- ¡Qué perceptivo, Gilbert! - Antes de que el albino fuese más lejos con su agresividad, Erika pasó al frente.
- No deben pelear. - Seriedad. - Yo le pedí a mi hermano que organizara la reunión.
Tratando de no demostrar cómo le afectaba el albino, expuso todo lo que sabía desde la noche anterior. Dando nombres, a diferencia de Vash...
- Si será demente esa tipa... - El "ojos rojos" se burló. - El no será ni el primero ni el último de los tipos que le haría eso... Claro, si no espabila, la muy estúpida.
- No la subestimes, Gil-Gilbert (¡Rayos! Se me escapó). Emma está despechada.
- "Dios nos libre de una mujer despechada". - Citó Ludwig. - Le escuché decir eso alguna vez al abuelo... Volviendo al punto, Vash ¿qué esperas que hagamos?
Vash y Erika les explicaron la estrategia. Sólo faltaba que Arthur y Francis hagan su trabajo, sin matarse en el intento.

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